La angustia: presencia de la falta
Para Jacques Lacan, la angustia tiene un lugar central en su teoría psicoanalítica, y la conceptualiza de manera diferente a cómo lo hacen otros psicoanalistas. No es simplemente un estado emocional negativo, sino una experiencia clave en la estructura del sujeto, relacionada con el deseo, la falta, y la presencia del Otro
La angustia es lo que no engaña
- Lacan afirma que “la angustia no es sin objeto”, lo que significa que, a diferencia de la ansiedad generalizada (donde parece que el miedo no tiene un objeto claro), en la angustia siempre hay algo que la provoca, aunque ese objeto sea difícil de reconocer.
- Sin embargo, no se trata de un objeto concreto o tangible, sino de un objeto simbólico o ausente que desestabiliza al sujeto.
La angustia y el deseo
La angustia se genera cuando se pone en juego la falta que constituye al deseo. El deseo, en Lacan, siempre implica un vacío, una carencia (que él llama “la falta-a-ser”). Pero en la angustia, este vacío parece ser amenazado: o bien se llena, o bien el sujeto siente que pierde lo que estructuraba su deseo
La angustia puede surgir ante un momento en que el sujeto siente que “el Otro” (una figura importante, como los padres, la pareja, o incluso la sociedad) espera algo de él que no puede identificar del todo. En este sentido, aparece una sensación de alienación.
El objeto a: objeto causa del deseo
La angustia está vinculada al concepto de objeto a, que es una noción lacaniana muy específica. El objeto a es algo que causa el deseo pero que, al mismo tiempo, nunca puede ser alcanzado completamente. La angustia surge cuando ese objeto está demasiado presente, rompiendo la distancia que el sujeto necesita para sostener su deseo.
En lugar de ser solo miedo, la angustia es un indicador de que algo fundamental del deseo está en juego, como si ese objeto tan íntimo se aproximara demasiado o se escapara por completo.
Angustia y el Otro
Para Lacan, el Otro es fundamental para la constitución del sujeto (es el lugar del lenguaje, de la ley, de las normas sociales). La angustia aparece cuando el sujeto percibe que ya no ocupa el lugar esperado para el Otro, o que el Otro se vuelve impredecible. Esto produce una sensación de desorientación, como si el sentido del deseo quedara suspendido.